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_gNOELIA SOLEDAD FERNANDEZ
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082 0 4 _aTE 100
_bM 738
100 1 _aMombrú, Andrés
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245 1 0 _aPhilia y sophía para una metacrítica de la epistemología :
_breflexiones sobre las ideas y prácticas /
_cAndrés Mombrú ; Directora Esther Díaz.
260 3 _aRemedios de Escalada :
_bUNLa. Doctorado en Filosofía,
_c2013
300 _a361 p.,
_c29 cm
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_asin mediación
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502 _bTesis presentada como requisito final para la obtención del Título de Doctor en Filosofía de la Universidad Nacional de Lanús.
_gJurado: Carlos Berbeglia, Graciela Bosch, Cristina Ambrosini.
520 3 _a¿De qué se ocupan las ciencias? ¿De qué no se ocupan las ciencias y se debieran ocupar? La respuesta a la primera pregunta implica tener en cuenta la compleja clasificación de estas disciplinas, que de hecho se ha realizado con los más variados criterios: por sus fines, por sus objetos de investigación, por sus enunciados, por el método, por su ideología y un sin nú-mero más. Quizás la más difundida clasificación sea por su objeto, la que establece la distin-ción entre ciencias fácticas y formales. La respuesta a la segunda pregunta es más difícil de responder, ya que las ciencias se presentan como una tarea siempre inacabada, que en el proceso de avanzar sobre lo desconoci-do reconfiguran el conocimiento que producen, se reconfiguran a sí mismas y forman parte de los elementos que modelan el mundo del hombre, el que a su vez las cambia a ellas. Entendemos a la ciencia como una estrategia de instalación del hombre en el mundo1suje-ta al devenir como condición de posibilidad de toda forma de ser. En definitiva, las ciencias nunca terminan de ocuparse de lo que se debieran de ocupar, y esto las pone en estado de tensión-contradicción permanente detrás de sus objetos o asuntos de investigación. Las cosas están en el mundo, pero las cosas o asuntos como objetos de investiga-ción nunca quedan completamente definidos. De cualquier manera, no cabe duda de que todas las ciencias comparten el hecho de que son recortes, circunscripciones, acotamientos de temas y problemas de esos objetos o asuntos de investigación, que no son siempre los mismos, del mismo modo en que no es el mismo el contexto social y cultural del cual emergen. Esto impide que hablemos de la ciencia a secas, siempre es necesario identificar contextos y enfoques. La pregunta que surge y que en general no se formula es ¿recortes de qué? Bien, a veces se trata de recortes de recortes, como puede ser el álgebra de la matemática, o la óptica de la física, o el psicoanálisis de la psicología, o la bioquímica de la biología y la química. Pero a su vez los recortes más abarcadores se recortan de algo mayor que los contiene. ¿Qué es ese algo? Creemos que la respuesta es, la totalidad. ¿Por qué no ocuparnos entonces de una ciencia que tenga por asunto la totalidad? No son pocos los que lo han intentado: Platón, Aristóteles, Des-cartes, Hegel por mencionar algunos. Pero estos nombres evocan inmediatamente a la filosofía y no a la ciencia. Sus monumentales esfuerzos no han logrado que sus ―especulaciones‖ filosó-ficas fueran consideradas como científicas, aunque ellos considerasen que sí, y aunque hubie-ran efectivamente influido de modo determinante en la expansión de muchas ciencias. Esa falta Andrés Mombrú Ruggiero 10 de reconocimiento se acentúa, sobre todo, a partir de los criterios de cientificidad que establece el dominio del positivismo. De todos modos esto no invalida la pregunta: ¿por qué no hay una ciencia de la totalidad? La respuesta es, que la totalidad implica un grado tal de complejidad que se hace imposible abordar en su unidad. Las ciencias nacen por la necesidad de repartir los asuntos, los temas y los problemas para hacer a la totalidad más abordable. Surge allí entonces una zona borrosa, indefinida, de incumbencias inciertas y de atribuciones cruzadas. Este trabajo tiene dos partes claramente diferenciables. La primera se ocupa de estable-cer los fundamentos. Allí se tomarán conceptos que se estimen adecuados como marco teórico, pero también se crearan otros que funcionarán como categorías de análisis. De esta primera parte, derivan una serie de consecuencias de nuestra mirada sobre esa particular y controversial disciplina que es la epistemología. Pero no debe tomarse como una mera propedéutica; no se trata de categorías ad hoc. Intentamos plantear un enfoque qué, si bien se nutre de muchos con-ceptos e ideas que nos han influido a lo largo de la vida, pone en cuestión problemas y los aborda teniendo en cuenta aspectos que entendemos estaban considerados de modo insuficien-te, recayendo allí su auténtica originalidad. Es por ello que la segunda parte, pone en consideración algunas situaciones, en el campo de las ideas y de las prácticas de la epistemología argentina. Esta segunda parte tiene, como humilde pretensión, identificar, reconocer, el modo en que se ponen de manifiesto algunos de los supuestos que hemos desarrollado en la parte de los fundamentos, en cuyo análisis pondre-mos en movimiento el conjunto de categorías que habían sido creadas. Esos mismos fundamen-tos ponen de manifiesto el alcance y las limitaciones que se espera para el desarrollo de cual-quier investigación. Por lo tanto, no intentamos describir, enjuiciar, evaluar, definir, explicar, el accionar de la epistemología argentina de acuerdo a un nuevo baremo epistemológico; ni si-quiera en lo que se refiere al restringido recorte que realizamos. Intentaremos ver cómo se pue-den aplicar aquellas categorías producidas en los fundamentos y si es posible que nos permitan descubrir algunos aspectos de esos problemas que no se encontraban claramente vislumbrados. No es nuestra intención en este trabajo establecer los grados de cientificidad, o falta de la misma, de las distintas propuestas a la luz de un determinado paradigma epistemológico, ni dilucidar en polémica alguna quién tiene razón y quien está equivocado. Trataremos de anali-zar como ciertas ideas y prácticas, ciertas teorizaciones y actividades institucionales, tienden a complementarse y corresponderse de modo que son atravesados por las dos lógicas de la vo-luntad mencionadas. La elección del conjunto de documentos, que consideran ideas y prácticas sometidas a análisis, no pueden ser considerados como una muestra representativa de un universo frente al cual pudieran generalizarse conclusiones. Lo que está en juego allí no es si nuestras categorías dan cuenta del objeto, o comprenden el asunto, si cumplimentan el principio de la adecuatio, sino en qué medida es posible considerar un problema teniendo en cuenta otras variables de modo sustentable y consistente.
581 _aTexto Completo
650 1 4 _aCiencia
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_aFilosofía
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_aEpistemología
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_aDíaz, Esther
_edir.
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_aBerbeglia, Carlos Enrique
_ejurado
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_aBosch, Graciela
_ejurado
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_aAmbrosini, Cristina
_ejurado
856 4 1 _uhttp://www.repositoriojmr.unla.edu.ar/descarga/TE/DFilo/Mombru_A_Philia_2013.pdf
_yDescargue documento
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